La relación entre el Reino Unido y la Unión Europea dependerá del acuerdo alcanzado con respecto al Brexit.
Muchas personas, especialmente los expatriados británicos viviendo en España, se preguntan cómo van a cambiar las relaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea después del Brexit. Lo cierto es que dependerá de las negociaciones una vez que Reino Unido invoque formalmente el artículo 50 del Tratado de la Unión para solicitar su salida. En cualquier caso, los acuerdos que regulan hoy la relación de diversos países con la Unión Europea permiten hacerse una idea de los posibles diferentes grados de integración.
Una opción sería integrarse en el Espacio Económico Europeo (EEE), al que también pertenecen Noruega, Islandia y Liechtenstein. De todas formas, los miembros del EEE tienen la obligación de contribuir al presupuesto de la UE y aceptar la libre circulación de los ciudadanos de la Eurozona, dos condiciones que chocan frontalmente con la campaña de los partidarios del Brexit.
Además, se transmitiría un mensaje negativo a aquellos países que contemplan la idea de abandonar la UE, así como a las regiones dentro de la UE interesadas en lograr la independencia.
Otros modelos son los de Suiza, que se enmarca en la Asociación Europea de Libre Comercio y con quien se negocia sector a sector; el de Turquía, que forma parte de la Unión aduanera de la Unión Europea, con ciertas restricciones a la libre exportación; Canadá, que elimina los aranceles de la gran mayoría de productos de forma paulatina pero excluye los servicios financieros; y los de México y Corea del Sur, que permite el libre comercio de bienes pero no de servicios, incluidos los financieros.
Si ninguno de estos modelos satisface a las dos partes, la relación entre la UE y Reino Unido se enmarcaría dentro de la Organización Mundial del Comercio. Los británicos quedarían exentos de cumplir la regulación y los estándares europeos, pero quedarían excluidos también del mercado único. Este tratado protege los bienes de aranceles punitivos, excepto para componentes de automóviles (clave en las exportaciones del Reino Unido), la agricultura y los servicios.
El escenario más probable es que se garantice a Reino Unido cierto acceso al mercado único europeo pero manteniendo importantes excepciones, como el pasaporte financiero que permite la libre circulación de los servicios bancarios o de inversión. A cambio, Reino Unido debería hacer concesiones significativas, como contribuir al presupuesto europeo o acceder a cierta movilidad laboral.
Lo importante es que en la negociación del acuerdo final ambas partes se ciñan al objetivo de encontrar la mejor solución para el bienestar de la población a largo plazo, ya que sin duda el Brexit tendrá consecuencias en el plano de extranjería y nacionalidad.